¿Cómo hacemos para que los uruguayos elijan el mercado legal de cannabis?

Detrás del bajo porcentaje de usuarios comprando cannabis por vías legales, lo que falta es un esquema de incentivos que -como en cualquier mercado- sea atractivo para los consumidores. La rigidez que presentan las alternativas legales en relación al registro, la elección de una única vía de acceso, los topes máximos a las cantidades que se puede adquirir o autocultivar legalmente, la poca variedad, parece que son contraproducentes para maximizar el alcance de la política. La regulación uruguaya de cannabis 2.0 tendrá, entonces, que repensar un diseño que otorgue mayor flexibilidad y contribuya a la expansión de un mercado legal, y no de uno gris como hasta ahora.

Uruguay analiza habilitar la venta de marihuana a turistas extranjeros: qué se deberá hacer para comprarla

En Uruguay existe un amplio consenso respecto a habilitar la venta de cannabis con fines recreativos para turistas. Con un proyecto sobre las mesas del Parlamento, jerarcas y referentes del ámbito debaten las condiciones necesarias para llegar a un cambio en lo estipulado por la ley Nº19.172, aprobada en 2013.

Proclama a 9 años de marihuana regulada en Uruguay

De izquierda a derecha: Julio Rey, Margarita Olivera, Cecilia Olivera.

La realidad es que en Uruguay existe hoy por hoy, un retorno a la mundialmente fallida “Guerra a las drogas”. Asistimos a una nueva demonización pública de la marihuana y sus cultores.
El relato de el Estado retoma una retórica prohibicionista y estigmatizante. Y yendo aún más lejos, procura de facto, por acción y omisión, el paulatino desmantelamiento del marco regulatorio de la cannabis.

Empresas quieren vender marihuana a turistas y que no lo hagan los clubes cannábicos

Una de las propuestas de la ACCA en esa línea es que se cree “un sistema de licencias múltiples que contemple la microproducción”, es decir, a quienes cultivan en sus casas; esta licencia “podría ser de 20 o hasta 50 plantas, lo que sea, pero definir la producción y habilitar licencias accesibles, con algunas ventajas” para los pequeños productores y generar la “figura de expendio” para comprar el cannabis, que no se limitaría sólo a las farmacias, que hoy son unas 30 en todo el país. A nada de cumplir diez años, para Rey, la ley 19.172 necesita “un ajuste general”

Mercado legal, ilegal y ¿gris?: efectos de la regulación del cannabis en Uruguay*

La evidencia preliminar indica que este movimiento de usuarios hacia el mercado gris en Uruguay sí ha tenido consecuencias positivas en términos de contacto con la criminalidad: cada vez menos usuarios compran cannabis en “bocas” o a dealers. De acuerdo a un estudio con consumidores frecuentes de cannabis de Montevideo del proyecto LAMRI[4], que consistió en una encuesta en 2014 y otra en 2017, el porcentaje de usuarios que accedían por estás vías se redujo de 78% a 41%.

Cannabis para turistas sí. Pero…

Todo turista que viaja a Uruguay para consumir marihuana regulada o «gris», ejerce efectivamente una reducción de daños que en la mayoría de los casos no se le permite en su país de origen. Y que es completamente absurdo prohibirles ejercer ese derecho y de una mejora radical en su consumo en su consumo de cannabis si de de salud pública hablamos.

Por otro lado la cruda pugna de los diferentes lobbys interesados en la posiblidad de una nuevo público adquiriente no permite ver ni discutir con claridad la necesidad de incluir en el marco regulatorio a aquellos que en forma regulada o no… asisten a esa misma reducción de daños y ejercicio de las libertades, ofreciendo también y más allá de las farmacias, cannabis de calidad en un contexto seguro y amigable.

DEL GRIS DE LA REGULACIÓN AL BLANCO DE LA CRIMINALIZACIÓN

Uruguay estuvo a la vanguardia mundial cuando reguló de manera integral el cannabis. Pese a ello y a la legislación e institucionalidad, quedó rezagado en distintos aspectos y, sobre todo algunas actividades como la medicinal están legisladas hace tres años, pero nos encontramos lejos de regular su implementación. Por otra parte, pese a la clara intención de separar las respuestas estatales relativas a los campos de lo «administrativo» y lo «penal» continúan existiendo espacios grises en los que el prohibicionismo sigue actuando mediante la criminalización de conductas vinculadas al cannabis que están lejos del mundo delictivo.