Las empresas que producen el cannabis del Estado son representantes de un “nuevo prohibicionismo del tipo económico”, debido a que el cultivador es perseguido y limitado para que el usuario consuma el producto de un mercado regulado, que tiene distintos beneficios para los privados. “Yo soy partícipe, junto con el movimiento social, de la libertad y los derechos, antes que el capital”. Es “absurdo” que personas sean condenadas a prisión por algo que se vende en las farmacias.
“Las empresas que producen cannabis proponen un prohibicionismo del tipo económico”
