Comunicado a la opinión pública nro5. 22/12/2022.
Las declaraciones del IRRCA en vísperas de presentar las nuevas variedades en las farmacias han despertado nuestra alerta como colectivo de cultivadores y cultivadoras.
En particular la respuesta de este a la pregunta de una periodista sobre
-«¿Como se están realizando los controles a los autocultivadores de marihuana?»
A lo cual Ignacio Tástas, Director del IRCCA responde…
-«No. Nosotros como IRCCA no estamos haciendo controles a los cultivadores. Eso corre por otro lado. Seguramente sea el Ministerio del Interior.»
Si el ente regulador esquiva su rol de garante de los derechos y obligaciones de cultivadores y cultivadoras… entonces para que conservar el status regulatorio de la marihuana…? ¿Cual sería el sentido de llevar un registro? ¿Pero además sería conveniente eliminarlo en una coyuntura de alto punitivismo y persecusión?
¿Significa entonces que una actividad plenamente lícita pasa a ser cuestionada? Porque es en estos casos que policía y poder judicial actúan.
¿El IRCCA por tanto con esta negación de su rol inspectivo y de control le está dando la derecha a la guerra a las drogas como política de seguridad pública y drogas?
Las recientes declaraciones del IRCCA, de las empresas, y de otros actores ante y desde el parlamento a propósito del «turismo cannábico» dejan expuestos los intereses económicos de los lobbys empresariales y políticos. Desde donde se discute a conveniencia de quien logre poner sus manos en el mercado regulado, pero no de como se soluciona realmente la accesibilidad a cannabis para todos y todas en todo el territorio uruguayo.
Discursos cargados de estigma y redemonización de cultivadores y usuarios que buscan sortear las dificultades de acceso por motu proprio. Y más grave aún, el reconocimiento de parte de las empresas de que coordinan con la policía la cuestión del mercado no regulado.
Entonces al asistir por un lado al aumento de punitivismo, y por otro al impulso y celebración de las nuevas variedades en las farmacias, asistimos a la toma de una decisión política y económica que establece de facto una nueva forma de prohibicionismo. El prohibicionismo económico.
En esa coyuntura los cultivadores y cultivadoras pasaríamos a ser simple estadística del Ministerio del interior en su falso relato de éxito en la guerra a las drogas. Y además, suspendidas nuestras libertades, garantes del mercado para licitantes y farmacias.
Si el Estado se hace cargo exclusivamente de reprimir, y se regula apenas para unos pocos… entonces la regulación adquiere un corte netamente prohibicionista.
Se debe sacar la marihuana de la pata penal de forma urgente. Y si la regulación como garantía de derechos no es efectiva, se debe entonces pensar en legalizar completamente la marihuana.
A 9 años de marihuana regulada en Uruguay desidia y poco apego…
NO más presos ni presas por marihuana…!!!