La justicia muerde los pies de los descalzos. Mientras en la Tahona un narco ya no es un narco, sino un empresario cuyos bienes no serán decomisados. Que la justicia humana es imperfecta lo sabemos desde siempre. Que la más de las veces se vicia de clasismo, que demoniza al más humilde y suaviza sus castigos según la relativa profundidad de los bolsillos.
LUC, drogas y cárcel
