Hoy 17 de junio se cumplen 50 años de la «guerra a las drogas».
“El enemigo público número uno de Estados Unidos es el abuso de drogas. Para poder luchar y derrotar este enemigo es necesario llevar a cabo una ofensiva nueva y plena. Esta será una ofensiva a escala mundial abordando los problemas con las fuentes de oferta, como también con estadounidenses desplegados en el extranjero, donde estén en el mundo y con ello declaro la guerra contra las drogas”.
Palabras con las que el entonces presidente de EEUU Richard Nixon anunciaba una ofensiva mundial contra supuestamente el narcotráfico. Pero que terminó siendo apenas una herramienta más de dominación, tráfico de influencias, corrupción y estigmatización de los usuarios de drogas en todo el mundo. La herencia de Nixon ha sido el fracaso de una política de drogas que hunde economías, toma injerencia en la soberanía de los países, e invade el libre desarrollo de sus ciudadanos.
En 2013 Uruguay tomó una decisión que marca una senda totalmente opuesta a esa guerra. La regulación de la cannabis marcó distancia de los tradicionales cárcel y plomo como política de seguridad en drogas. Se esperó y se fue logrando paulatinamente un desarme de la persecución a usuarios y cultivadores de marihuana, que era moneda corriente década tras década. Y se cambió a una aceptación del uso adulto de cannabis y su regulación.
«Qué no planten nada…»
Sin embargo la guerra de Nixon hizo eco en los pronunciamientos de un presidenciable nacionalista, que llegó a expresar en un acto de campaña «No planten nada. Porque la vamos a derogar». En clara referencia a la ley de regulación de la marihuana en Uruguay. Recientemente y ya devenido en Ministro del Interior por la coalición gobernante, llegó a expresar públicamente «Que no me vengan con ese tipo de discusiones de que la guerra a la droga costó miles de muertos en México cuando no es asimilable la situación entre México y Uruguay”.
Quizás Méjico no sea Uruguay… pero lo que sí es lo mismo son las consecuencias de una politica criminal punitiva y represora. La criminalización de ciudadanos cuyos derechos al uso de drogas es reconocida en nuestro país desde el año 1974. Y con una particular saña contra los cultivos de cannabis. Bajo la premisa de que «todo cultivo es ilegal», el Ministerio del Interior bajo la dirección de «el guapo», se lanzaba en una campaña de allanamientos, detenciones e incautaciones de cultivos que se desarrollaban bajo el paraguas legal de la ley 19.172.
Poca o ninguna diferencia hay entre los dichos de Nixon de hace medio siglo, y las declaraciones del ex-ministro Larrañaga respecto a que «la droga es la madre de todos los delitos». Y pocas señales de cambio a nivel del Ministerio del Interior. Su sustituto Luis Alberto Heber ha confirmado la continuidad de estas politicas que pecan del más absoluto prohibicionismo.
Sin embargo no todo es denuncia y reclamo… si algo debemos agradecerle al «Guapo«, es que como consecuencia de haber «agitado el avispero», el movimiento social cannábico despertó de una larga siesta. Porque es principalmente a partir de sus desatinos al frente de la policía, que nos hemos conformado como ACCA. Y así mismo surge la Coordinadora de Cannabis del Uruguay. Que tiene entre sus recientes hitos, haber logrado el llamado a comisión por parte del Parlamento, al actual Ministro del Interior Heber, al Ministerio de Salud Pública, y a Fiscalía, para intercambiar sobre estos temas.
La herencia de El Guapo
Comentarios aparte merece la situación surgida recientemente en Rivera, donde se realizaron 15 allanamientos y 11 detenciones en un megaoperativo denominado «Ñanduti». Y es que dicho operativo refleja a la perfección lo que aquí expresamos. Se ha allanado sin ton ni son a cultivadores regulados. Se incautaron semillas, un brownie y manteca de cannabis. Además de allanar una boca de pasta base de cocaína. El caso es de libro de texto. Se allana a un montón de personas que la más de las veces nada tienen que ver entre sí. Pero a la hora de los noticieros todos pudimos ver en una misma mesa, a la pasta base, el dinero, las armas, los cogollos y la manteca.
Sobra decir las consecuencias de esta exhibición en horario central. Y la consecuente condena a la picota pública de los implicados. Además claro de las condenas con prisión exacerbadas a través de la Ley de Urgente Consideración. LUC que cristalizó las pretensiones de Larrañaga y su «vivir sin miedo», pese a haber sido rechazada en justo plebiscito por el electorado uruguayo.
Poco parece haber cambiado de Nixon a Larrañaga. Salvo tal vez las formas organizativas y adaptadas a tiempos de pandemia del movimiento cannábico uruguayo. Ya hechamos a rodar la pelota, ahora a esperar las respuestas de los convocados a comisión. Y mientras tanto buscarle la vuelta para que los compañeros de Rivera y de tantos otros rincones del país, atraviesen esta etapa regresiva y oscurantista lo mejor posible, con sus derechos constituidos intactos, y por supuesto, luchando por la libertad de aquellos que han caido bajo este despropósito en el que se han convertido las políticas de drogas y seguridad pública en el actual Uruguay.
NO MÁS GUERRA A LAS DROGAS!!! NO MÁS PRESOS POR PLANTAR!!!
Artículo de opinión de Julio Rey para ACCA Uruguay.